Introducción a los gases medicinales
Los gases médicos con los que el personal de los centros hospitalarios está familiarizado son el oxígeno, óxido nitroso (Protóxido), aire médico, anhídrido carbónico y nitrógeno. Su composición y almacenamiento está regulado en la U.E. y en España por el Ministerio de Sanidad y Consumo mediante el Real Decreto 1800/2003 que traspone las normas de la Farmacopea Europea a través de la Agencia del Medicamento, ya que pasan de tener la consideración de Productos Industriales a la de Fármacos. Por desgracia han ocurrido y ocurren accidentes, algunos con resultado de muerte, relacionados con el uso de estos gases en actos médicos.
Se hace un análisis de estos casos ocurridos a pacientes como accidentes o fallecimientos por el uso de estos gases y se describe el importante papel que juega el personal sanitario, (anestesistas, personal de enfermería, servicios de prevención, etc.) en la verificación de la identificación, adecuación, continuidad e integridad de los gases utilizados y los sistemas que los distribuyen.
Se creía que la aspirina era estadísticamente el fármaco más frecuentemente administrado en los centros sanitarios, pero en realidad son los gases medicinales. Se utilizan tanto en la gran mayoría de los centros hospitalarios como externamente en tratamientos de oxigenoterapia, consultas médicas, clínicas de cirugía estética y odontología.
Los pacientes y el personal sanitario suelen asumir que los gases utilizados son puros y están libres de defectos. Esta confianza está respaldada por el fabricante, quien certifica y garantiza su calidad. Además, en España, la pureza de los gases medicinales suministrados se mantiene en niveles muy altos, lo que refuerza dicha confianza. Los problemas que pueden surgir como causa de accidentes o fallecimientos por administración de gases medicinales casi siempre son atribuibles a errores humanos (FALLOS DE IDENTIFICACIÓN).
Los accidentes relacionados con gases medicinales en entornos hospitalarios provocan, con frecuencia, procesos legales y generan alarma social.
Sin embargo, los informes sobre estos casos suelen ser escasos y están poco documentados en la literatura médica.
Cuando se producen incidentes como tuberías cruzadas o salidas de gas erróneas, el tratamiento suele seguir dos vías: o bien se dramatizan tras llegar a los juzgados y medios, o se manejan con extrema discreción para evitar un impacto público negativo.
En los casos de accidentes gases distribuidos por tuberías las causas más determinantes de posibles accidentes son:
- Conectores inadecuados o incompatibles
- Cruces entre tuberías que confunden los puntos de conexión
- Daños estructurales en las tuberías durante construcción o mantenimiento (frecuente en entornos hospitalarios)
- Presencia de gases extraños o contaminantes en el sistema
- Sustitución accidental de oxígeno por nitrógeno
- Exceso de presión en la red de distribución
- Combinación de varios de los factores anteriores
En los casos de accidentes gases distribuidos por balas o cilindros las causas más determinantes de posibles accidentes son:
- Gas incorrecto introducido en el cilindro
- Contaminación por sustancias extrañas
- Etiquetado erróneo o confuso
- Sobrepresión en cilindros de protóxido de nitrógeno
- Válvulas modificadas o alteradas
- Fallo en el cierre o pérdida del sello de la válvula
- Confusión por códigos de diámetro mal intercambiados
- Fugas en las válvulas de protóxido
- Rellenado no autorizado de cilindros de oxígeno dentro del hospital
- Uso incorrecto del rotámetro sin válvula reductora
- Compatibilidad peligrosa entre cilindros de oxígeno y nitrógeno
Regulación en España: Real Decreto 1800/2003
Los Gases Medicinales: Oxígeno, Protóxido, Aire Medico, Dióxido de Carbono y nitrógeno deben seguir los criterios de la Farmacopea Europea y su trasposición al Real Decreto que los regula en cuanto a su identificación, adecuación, continuidad y calidad. El proceso mediante el cual los gases medicinales se fabrican y son eventualmente suministrados a pacientes cumpliendo todo lo anterior es un logro de conjunto de técnica y medicina.
Las instalaciones de distribución en hospitales mediante tuberías es un sistema apropiado y económico para hacer llegar el oxígeno a todas las instalaciones que lo requieran, así como el Óxido Nitroso y el Nitrógeno a quirófanos. Las tuberías eliminan la necesidad de traslados repetitivos de pesados cilindros de gas haciendo bajar la suciedad y el ruido y la confusión que se produciría en una instalación sanitaria si se tuvieran que trasportar continuamente. Esto sería muy grave en el caso de quirófanos (en donde ya existen pequeñas botellas de gas como alternativa de emergencia para anestesia).
El Aire Médico fabricado en el propio Hospital mediante compresor puede ser otra fuente de problemas, si no se hacen controles, ya que la posibilidad de que se introduzcan SO2, NO2 o CO en el sistema es muy elevada. En los Centros consultados en la Red Sanitaria Española no parecen existir medios internos de control de los gases médicos y se suele carecer de protocolos y aparatos detectores específicos para la verificación e identificación de estos. Es pues un paso muy importante a dar para todos los centros.
Conclusión: implementar controles es urgente
Aunque el sistema sanitario español es maduro y ofrece prestaciones de alto nivel, su credibilidad se ve gravemente afectada cada vez que ocurre un incidente relacionado con gases medicinales. Estos eventos no solo generan alarma social, sino que evidencian la falta de protocolos internos eficaces.
La única vía real para evitar estos sucesos es establecer un sistema de verificación y control intrahospitalario, similar al que se aplica en la prevención de riesgos laborales. Los gases medicinales —como el oxígeno, el protóxido o el aire médico— deben ser tratados con el mismo rigor técnico que cualquier otro fármaco.
Además, las indemnizaciones por accidentes superan con creces el coste de aplicar estos sistemas preventivos. Es urgente que los centros sanitarios adopten medidas activas de identificación y trazabilidad, tal como exige el Real Decreto 1800/2003, en vigor desde enero de 2004.
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